Creencias, pelotitas y poder interior.
Hay algo que repetimos seguido:
“Somos lo que creemos.”
Pero… ¿sabés de dónde vienen esas creencias?
Una creencia es una sensación de verdad que tenemos sobre algo.
No necesariamente es verdad.
Pero para nuestro cerebro, sí lo es.
Y eso basta para que actúe en consecuencia.
“El dinero es sucio.”
“Ser emprendedor es peligroso.”
“La felicidad no está en tener.”
“Yo no tengo talento.”
“No sirvo para mostrarme.”
“Nunca voy a lograrlo.”
Todas esas frases que suenan como realidad…
son creencias.
Y lo más fuerte: muchas ni siquiera son tuyas.
Son herencias.
Porque las creencias no nacen con nosotros.
Se construyen por:
-
Repetición, como frases escuchadas en la infancia o cultura.
-
Impactos emocionales intensos, como una situación de vergüenza, fracaso o trauma.
Imaginá que nacés con una hoja en blanco.
Con cada experiencia, alguien —tus padres, la escuela, la sociedad— va dejando marcas.
“Eso no se hace así.”
“Tenés que buscar seguridad.”
“Cuidá tu lugar.”
“No llames la atención.”
Y así, año tras año, el miedo a fallar se vuelve más fuerte que el deseo de crear.
Otra forma de pensarlo es con esta imagen:
Tu vida es un frasco de cristal transparente.
Cada vez que vivís una experiencia negativa, metés una pelotita negra dentro.
Te dijeron “callate” cuando ibas a hablar: pelotita negra.
Te dijeron “es una estupidez” ante tu idea: otra.
Te juzgaron por mostrarte: otra.
Y hoy ese frasco tiene peso.
Un peso emocional que condiciona tus decisiones sin que te des cuenta.
Pero acá viene lo hermoso:
No podés sacar las pelotitas negras.
Pero podés llenar el frasco de blancas.
Cada vez que hacés algo diferente…
Cada vez que elegís grabarte aunque te dé vergüenza…
Cada vez que decís “sí” cuando antes decías “no puedo”…
Estás metiendo una pelotita blanca.
Al principio vas a tener 7 negras y 1 blanca.
Después, 7 contra 5.
Después, 7 contra 20.
Y un día, ni te vas a acordar de las negras.
No porque se hayan ido,
sino porque tu nueva experiencia pesa más.
Las creencias se construyen por repetición.
Y también se reconstruyen igual.
La clave está en crear nuevas vivencias, aunque sean pequeñas.
Ponerte en juego.
Actuar diferente.
Desafiar el piloto automático.
Porque si hoy tenés una creencia como “yo no soy disciplinado”…
es probable que te la hayas repetido tanto, que se volvió un mantra.
Pero eso no significa que sea una sentencia.
Tu sistema de creencias define tu identidad, tu autoestima y tus resultados.
Pero vos tenés el poder de moldearlo.
Y eso, es libertad real. 🐺