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Razón + emoción = poder interno

Razón + emoción = poder interno.

Dentro de nuestro cerebro conviven tres capas de evolución:

  • El cerebro reptil, que regula nuestros instintos más básicos: hambre, sueño, peligro.

  • El cerebro límbico, que maneja nuestras emociones, sentimientos y vínculos.

  • Y el neocórtex, exclusivo del ser humano, que nos da la capacidad de razonar, planificar y tomar decisiones conscientes.

Y aunque solemos pensar que somos seres racionales que a veces sienten…
La verdad es que somos seres emocionales que a veces razonan.

El problema es que muchas personas crecen desarrollando solo una parte.
Están los que se aferran a la razón:
Analíticos, lógicos, eficientes.
Consiguen resultados, cumplen objetivos.
Pero muchas veces pagan un precio emocional altísimo: relaciones frágiles, vínculos descuidados, soledad en la cima.

Y están los que viven desde la emoción:
Empáticos, sensibles, afectuosos.
Crean lazos, son queridos, inspiran confianza.
Pero sin estructura interna, les cuesta sostener sus metas. Les falta dirección, enfoque, constancia.

La verdadera maestría emocional no es elegir entre razón o emoción.
Es integrarlas.

Es poder tener una reunión difícil en el trabajo…
Y llegar a casa con el corazón abierto para tus hijos.
Es lograr objetivos concretos…
Y al mismo tiempo sostener relaciones profundas y sanas.

Cuando empezás a operar desde esa fusión, pasás de nivel.
Y eso no solo impacta en tu negocio.
Impacta en todo.

Porque sí, todos queremos cambios externos:
Una casa mejor.
Un auto más lindo.
Un cuerpo más saludable.
Un negocio más rentable.

Pero esos cambios no llegan desde afuera.
Llegan cuando te convertís en la persona que puede sostenerlos.

Y eso requiere trabajo interno.
No para ser “perfecto”.
Sino para ser más vos, pero en versión expandida.

Preguntate:

  • ¿Sos más racional o más emocional?

  • ¿Tenés constancia, estructura, foco?

  • ¿Te permitís errar, disfrutar, conectar?

Cuando unís ambas fuerzas, liberás un potencial enorme.
Dejá de buscar afuera lo que todavía no sembraste adentro.
Porque el mundo externo siempre te va a mostrar el reflejo de tu mundo interno.

Y si querés atraer una vida distinta, empezá por tratar la que tenés con respeto.
Querés un auto mejor: tratá bien el que ya tenés.
Querés un negocio más grande: honrá al cliente que ya confía en vos.
Querés libertad: vivila hoy, en pequeñas decisiones.

Ponete en Modo Lobo.
No el que ataca, sino el que se entrena para sostener lo que desea.
Desarrollá esa musculatura invisible que te va a permitir recibir sin sabotearte.

Porque tu mejor versión no se construye en el futuro.
Empieza ahora, cuando decidís cambiar por dentro lo que siempre esperaste que venga de afuera. 🐺